São Paulo: cómo los movimientos sociales promueven el derecho a la vivienda mientras descarbonizan la ciudad

Los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil llevan mucho tiempo movilizándose para defender el derecho a la vivienda y mejorar el acceso a una vivienda digna para las comunidades marginadas en la ciudad más grande de Brasil. Estas iniciativas ahora se combinan con esfuerzos para descarbonizar la ciudad y reducir la contaminación, de modo que los espacios urbanos sean más justos y sostenibles.

Article, 14 February 2024
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Exploración de cómo la acción climática puede contribuir a resultados transformadores en ciudades del mundo mayoritario
A close-up view of a building, with an abundance of windows, washing hanging from balconies and TV dishes shown outside the densely packed apartments.

Un edificio en el centro de São Paulo (Foto: Wilfredorrh, en Flickr, CC BY-NC-ND 2.0 DEED)

El área metropolitana de São Paulo es una de las diez mayores del mundo (en portugués), con una población estimada de 21 millones de habitantes. Considerando que es la ciudad más grande de Brasil y capital del estado de São Paulo, tiene importancia política, económica y cultural en los ámbitos nacional, regional y mundial. 

São Paulo ha estado en el centro de una intensa y continua lucha entre los valores que impulsan las decisiones sobre el suelo y los procesos de creación de la ciudad. 

Por un lado, el Estado y los actores poderosos del mercado promueven la ciudad como motor de crecimiento económico, lo que da lugar a una agenda centrada en la privatización de la propiedad y la gestión de los servicios y espacios públicos de la ciudad. 

Del otro lado, una red de la sociedad civil bien establecida y activa, que se centra en el derecho a una vivienda adecuada y el derecho a la ciudad, presiona para lograr cambios y sentar precedentes importantes. Ya se ha movilizado para proteger la función social de la tierra y la propiedad, para implementar iniciativas de vivienda dirigidas por la comunidad a gran escala y para mejorar los asentamientos informales. 

Es este escenario de contradicciones el que convierte a São Paulo en una importante ciudad pionera: una ciudad con procesos de urbanización profundamente desiguales, contaminantes, especulativos y orientados al lucro, pero que también ha logrado importantes avances liderados localmente hacia la creación de una ciudad más justa y sostenible.

Tres estrategias colectivas 

Los movimientos sociales de São Paulo llevan décadas trabajando en la promoción de formas colectivas de producción de viviendas, con énfasis en las personas y la naturaleza y en oposición a formas especulativas de desarrollo urbano que priorizan la generación de lucro por sobre el derecho a la vivienda. 

Más recientemente, estos movimientos asumieron las iniciativas de descarbonización como un elemento estratégico de un trabajo más amplio por la justicia social y el derecho a la vivienda, y promueven las acciones en pro de la vivienda dirigidas por la comunidad como una oportunidad para abordar el doble desafío que plantean la desigualdad y el cambio climático. En este contexto, las acciones en pro de la vivienda dirigidas por la comunidad se están convirtiendo en un elemento estratégico de esfuerzos más amplios para preservar el bien común y renaturalizar la ciudad. 

Esta concepción de ciudad orienta las iniciativas de vivienda actuales que son lideradas por la alianza de movimientos por la vivienda de São Paulo, União dos Movimentos por Moradia o UNIÃO (en portugés), cuyas estrategias medioambientales ayudan a promover formas colectivas de vivienda en pro de la justicia social y luchan contra la especulación y la exclusión inmobiliaria. Se centra en las siguientes tres estrategias colectivas: 

  1. Proteger y conservar el medioambiente para fortalecer los sistemas medioambientales y, al mismo tiempo, mejorar las condiciones de vida y asegurar proyectos de vivienda autogestionada 
  2. Dar prioridad a la ubicación para hacer frente a patrones más amplios de desarrollo urbano insostenibles y proporcionar soluciones de vivienda bien ubicadas a grupos estructuralmente marginados 
  3. Optimizar el uso de recursos para promover la energía limpia y los materiales sostenibles y, al mismo tiempo, reducir el costo de la vida de los residentes locales. 

Estas estrategias forman parte de los esfuerzos de los movimientos sociales brasileños que trabajan con, a través de, o a pesar de las instituciones públicas y el Estado. Al observar estas estrategias en conjunto, pretendemos examinar cómo las acciones de los movimientos sociales abren el debate sobre el desarrollo urbano justo y sostenible a diferentes escalas. 

La autogestión es una estrategia clave para mejorar la calidad y el tamaño de las viviendas sociales, y abre oportunidades para mejorar las condiciones medioambientales y la calidad de vida de las personas 

Evaniza Rodrigues, União dos Movimentos de Moradia, São Paulo

A continuación, se presenta un análisis de cada una de estas estrategias y las reflexiones sobre su capacidad para avanzar hacia la intersección entre la justicia en materia de vivienda y la descarbonización. Estas experiencias se documentaron durante un trabajo de campo que se llevó a cabo en São Paulo, entre febrero y marzo de 2023, como parte de una colaboración continua entre el IIED, UNIÃO y el  Laboratório Justiça Territorial (LabJUTA)de la Universidade Federal do ABC (UFABC). 

1. Protección y conservación del medioambiente: mejor calidad de vida para los residentes de bajos ingresos 

La ciudad de São Paulo tiene una larga y rica historia de autogestión (en portugués) en materia de vivienda. Desde principios de la década de 1980 desempeña un papel fundamental en la integración de las preocupaciones sociales y medioambientales en los procesos colectivos de toma de decisiones sobre la producción de viviendas. 

La autogestión es una forma de desarrollo habitacional en la que los residentes tienen el control sobre la planificación, construcción, mantenimiento y gestión de su vivienda. Esto puede hacerse de varias maneras; por ejemplo, por medio de cooperativas, fideicomisos de tierras comunitarias y asociaciones mutuales de vivienda. 

Desde que se lanzaron los primeros programas de vivienda autogestionada en São Paulo en 1989, los movimientos sociales en pro de la vivienda (PDF en portugués) se han venido especializando en la integración de prácticas colectivas en la producción de viviendas. 

En lugar de priorizar el lucro, la autogestión crea las condiciones para que las decisiones sean impulsadas por los valores asociados a la calidad del proyecto habitacional. Uno de los resultados de estos esfuerzos es que las unidades de vivienda son alrededor de 30 % más grandes que el mínimo legal, por ejemplo. 

Estos procesos permiten a los potenciales residentes negociar y abordar cuestiones polémicas sobre la asequibilidad, la densidad, la calidad del material de construcción y la sostenibilidad medioambiental. 

Los representantes de los movimientos sociales y sus aliados técnicos sugieren que en los proyectos recientes de vivienda Minha Casa Minha Vida (MCMV, programa nacional brasileño destinado a facilitar el acceso a la vivienda a residentes de bajos ingresos), en São Paulo, las iniciativas de autogestión han sido mejores en lo que respecta a la protección del medioambiente que las iniciativas dirigidas por promotores inmobiliarios privados. 

Las directrices del MCMV exigen que los proyectos de vivienda protejan determinadas áreas medioambientales (Áreas de Protección Permanente, APP) y replanten árboles cuando sea necesario. También establecen que no es necesario que la reforestación se realice dentro de los perímetros del conjunto de viviendas sociales respectivo. En consecuencia, los promotores privados a menudo priorizan la maximización del uso del suelo dentro de los proyectos habitacionales y replantan árboles en otras partes de la ciudad. Las iniciativas de autogestión, por su parte, ubican a menudo la reforestación dentro de las urbanizaciones para reducir la densidad y mejorar la calidad de vida de los residentes

1,16 milliones
El estado de São Paulo tiene un déficit de vivienda de 1,16 millones de viviendas, y 3,19 millones de viviendas identificadas como inadecuadas.

Por ejemplo, el conjunto de viviendas sociales Barra do Jacaré, en el noroeste de São Paulo y terminado en 2019, incluye 592 unidades y una reserva natural a disposición de la comunidad, además de ser un área de protección permanente. Un proceso similar tiene lugar en Alexios Jafet, donde actualmente se construyen viviendas sociales autogestionadas con 1104 apartamentos que cuentan con su propia reserva natural. 

Con la expansión de este tipo de iniciativas entre los proyectos de autogestión de vivienda, UNIÃO desarrolló un programa que establece viveros comunitarios de árboles, que son administrados por grupos de residentes y suministran árboles nativos a iniciativas de reforestación in situ. 

Estas importantes iniciativas medioambientales garantizan el suministro de árboles y plantas para que los proyectos habitacionales cumplan con sus objetivos de reforestación y proporcionen una fuente de ingresos a los residentes. 

Es necesario seguir investigando para cuantificar los beneficios medioambientales y sociales de estas iniciativas colectivas en comparación con otras formas de producción de viviendas.

Aerial view of the Barra do Jacaré estate in northwest São Paulo, as shown via Google Maps, alongside an external view of trees and parked cars with buildings in the background, under a blue sky.

Izquierda: vista aérea del conjunto de viviendas sociales Barra do Jacaré, en el noroeste de São Paulo, según Google Maps, con el área de protección permanente marcada en verde y una urbanización de alta densidad construida por un promotor privado, en azul. Derecha: Barra do Jacaré (Camila Cocina, IIED)

2. Priorización de la ubicación: viviendas bien ubicadas para ciudades más sostenibles y justas 

Acceder y asegurar terrenos bien ubicados ha sido una prioridad clave para los movimientos de vivienda urbana, especialmente en grandes ciudades como São Paulo, donde vastas áreas urbanas son sistemáticamente excluidas de las oportunidades de desarrollo de infraestructura.

Asimismo, los debates sobre la descarbonización destacan la necesidad fundamental de abandonar los modelos de desarrollo que promueven una expansión urbana intensiva en carbono y generan dependencia de los combustibles fósiles.

La expansión urbana puede provocar un aumento de las emisiones debido al transporte y la construcción de infraestructuras, además de los riesgos de contaminación del agua y deforestación que presenta. Al mismo tiempo, la investigación demuestra que la reubicación en las periferias genera impactos negativos en los ingresos y en el gasto en transporte (ver ejemplos de Buenos Aires y Ciudad de México).

Un estudio (PDF) del Banco Interamericano de Desarrollo muestra que el gasto promedio en artículos como transporte y otros servicios en Brasil puede ser hasta 45 % mayor en los hogares que se encuentran en la periferia que en los hogares de las áreas centrales de la ciudad.

La reubicación de los hogares tiende a ser menos sostenible (enlace en inglés) que los programas de mejora in situ, y empeora las condiciones sociales y económicas de los desplazados.

La ocupación de edificios vacíos en el centro de São Paulo es una práctica antigua utilizada por los movimientos de vivienda para reclamar la función social de edificios bien ubicados y ejercer su derecho a la vivienda (enlace en inglés).

En los últimos años, grupos de vivienda han desarrollado proyectos para mejorar, regularizar y asegurar la tenencia de edificios ocupados en el distrito central de São Paulo mediante iniciativas de modernización. Estos proyectos se han llevado a cabo en el marco del programa MCMV Entidades, que apoya el desarrollo de proyectos de autogestión de vivienda liderados por movimientos sociales en colaboración con asesores técnicos.

Cuentan varios ejemplos tanto de proyectos de modernización como de proyectos de construcción de viviendas nuevas en terrenos ocupados y bien ubicados. Un ejemplo de los primeros es el Edificio Dandara, en el centro de São Paulo, un proyecto de vivienda autogestionada que renovó un edificio vacío, previamente ocupado, para proporcionar 120 viviendas.

Un ejemplo de los segundos es el conjunto habitacional Maria Domitila (PDF en portugués), un proyecto de autogestión que incluyó un edificio nuevo con 245 departamentos en un terreno bien ubicado y previamente ocupado.

Más allá de los proyectos de modernización y de viviendas nuevas, promover programas de mejora in situ como una forma de priorizar la ubicación también ha sido una estrategia clave de los movimientos sociales, por lo que se han hecho esfuerzos para detener los desalojos.

Por ejemplo, la campaña Despejo Zero (Cero Desalojo) fue una iniciativa nacional lanzada por movimientos sociales en junio de 2020 para hacer frente a la inseguridad en la que viven las familias más vulnerables.

A tall building on a street with trees in the front.

Edificio Dandara, un proyecto de modernización por autogestión en el centro de São Paulo (Photo: Camila Cociña, IIED)

3. Optimización del uso de los recursos: hacia la reducción de costos y la justicia energética 

La tercera estrategia colectiva de los movimientos sociales es la optimización de los recursos para promover energías limpias y un uso más sostenible de los materiales, además de reducir los costos de la vida y otros gastos de los residentes de viviendas sociales. 

La construcción de edificios contribuye con casi el 40% de las emisiones mundiales de carbono. Las investigaciones realizadas en asentamientos de bajos ingresos demuestran que la aplicación de iniciativas beneficiosas de eficiencia energética (PDF en inglés) y de bajo costo no solo redujeron el consumo de electricidad y las emisiones de CO2, sino que también se tradujeron en un ahorro anual sustancial para las comunidades. 

Conscientes de este nexo, los movimientos de vivienda y sus aliados promueven una agenda de “justicia energética” (en portugués). 

Actualmente, el Instituto Polis trabaja con la comunidad organizada de un emblemático proyecto de viviendas autogestionadas en el este de São Paulo, Mutirão Paulo Freire, para instalar paneles fotovoltaicos que permitan la autonomía energética de los residentes. 

Construido en 1998, Mutirão Paulo Freire es emblemático no solo porque, mediante un proceso de autogestión proporcionó vivienda a 100 familias, sino también por su uso innovador de materiales de construcción y diseño arquitectónico. Hoy, 25 años después, esta misma comunidad innova en cuestiones relacionadas con la energía y la economía circular. 

La instalación de paneles fotovoltaicos tiene como objetivo reducir la dependencia de la red de suministro eléctrico y disminuir los gastos en energía eléctrica de la comunidad. 

También traerá otros beneficios como una mayor seguridad alimentaria, considerando que el 22 % de los hogares brasileños declara haber tenido que reducir su gasto en alimentos básicos para pagar cuentas de electricidad. Estas acciones se desarrollaron como un proyecto colectivo de autogestión, que fortalece las capacidades organizativas de la comunidad. 

Esta experiencia alimenta esfuerzos más amplios dirigidos por los movimientos sociales de vivienda y los asesores técnicos que trabajan con ellos, quienes constantemente buscan formas de innovar con materiales y recursos de construcción para hacer que la vivienda sea más asequible y sostenible. 

Close-up of outside of a building.

Conjunto de viviendas sociales Paulo Freire (Alexandre Apsan Frediani, IIED)

De cara al futuro: desafíos y recomendaciones 

Las estrategias resumidas anteriormente demuestran el papel clave que han desempeñado los movimientos sociales de vivienda y sus redes en la integración de la sostenibilidad en los esfuerzos por la justicia social en São Paulo. 

A continuación, se presentan los elementos necesarios para abordar los principales desafíos identificados por UNIÃO y sus aliados técnicos para potenciar los esfuerzos en pro de la justicia social y la descarbonización en la producción de viviendas en Sao Paulo. 

  • Mecanismos para mantener la naturaleza no especulativa de los proyectos de vivienda más allá de su fase de producción y preservar su función social y ecológica a largo plazo 
  • Reconocimiento de las innovaciones tecnológicas de base que ofrecen alternativas a las tecnologías altamente mercantilizadas y excluyentes 
  • Un cambio en toda la industria de la construcción para pasar a un uso más sostenible y asequible de los recursos en la producción de viviendas 
  • Fortalecimiento de las capacidades de los funcionarios de los gobiernos locales para transformar la cultura institucional y mejorar la normativa, las directrices y las prioridades de inversión, de modo que el gobierno pueda responder a las prioridades de los movimientos sociales 
  • Dar prioridad a la acción medioambiental y reconocer el papel de los movimientos sociales en el avance de la sostenibilidad como vía fundamental para abordar la pobreza y la desigualdad. 

Lecturas complementarias 

Autores

Head and shoulders photo of Camila Cociña.

Camila Cociña (camila.cocina@iied.org), investigadora en el grupo de Human Settlements del IIED

Head and shoulders photo of Alexandre Apsan Frediani.

Alexandre Apsan Frediani (alexandre.frediani@iied.org), investigador principal en el grupo de Human Settlements del IIED

Ciudades pioneras forma parte del proyecto Coaliciones Urbanas Transformadoras (TUC), financiado por el Ministerio Federal de Economía y Acción por el Clima de Alemania