Las lecciones de la historia: La necesidad de justicia climática para el salar de Atacama
Ahora que está en marcha la carrera por la extracción de litio en Chile, la historia nos advierte de las malas experiencias de las comunidades locales con la minería del salitre y del cobre. ¿Cómo podemos garantizar la protección del medio ambiente y que las comunidades se beneficien por igual de la transición energética?
Los debates mundiales sobre justicia climática se refieren a la distribución de costos, riesgos y beneficios de la transición energética. Se espera que quienes más se beneficiaron de la economía fósil asuman los costes y aporten recursos y tecnología, mientras que los grupos más vulnerables al cambio climático recibirán ayudas.
Una investigación colaborativa realizada en el salar de Atacama puso de relieve la importancia de la historia a la hora de entender las percepciones sobre el litio entre los defensores del medio ambiente, las comunidades indígenas y las autoridades gubernamentales. La historia recuerda lo que el salitre y el cobre prometían a la región de Antofagasta, promesa que sólo se tradujo en contaminación y pobreza para la región. Estas imágenes de la historia dan forma a las conversaciones sobre las relaciones entre las comunidades y las empresas en medio de la esperanza de una vida mejor gracias al litio.
Salitre, una oportunidad perdida para el norte de Chile
A principios del siglo XX, Chile auguraba un prometedor futuro económico gracias a la extracción de salitre para abono de la agricultura. Sin embargo, la llegada de los fertilizantes sintéticos durante la Primera Guerra Mundial provocó un fuerte descenso de los ingresos fiscales, una caída del nivel de vida y el abandono de los asentamientos mineros. Esto provocó el traslado de la mano de obra a zonas periféricas de las ciudades, donde las personas vivían hacinados y en condiciones insalubres.
Hablando con la gente del norte de Chile, esta historia no es sólo un hecho lejano. Forma parte de su cultura, de sus historias de vida y de cómo ven el futuro. El pueblo indígena Lickanantay vio cómo ciudades antaño prósperas se transformaron en desiertos, agotados por la extracción, convirtiéndose en referencias de desarrollo fallido y abandono. No es de extrañar, entonces, que las preguntas que resuenan hoy en la ciudad de San Pedro de Atacama sean: ¿Por qué debemos ayudar a resolver el problema del cambio climático del que no somos responsables? ¿Qué significa el auge del litio para nuestra comunidad? ¿Y qué pasará cuando el litio pierda su valor?
Cobre, contaminación y pobreza para Antofagasta
Situada en el norte del país, la región de Antofagasta es conocida como "el sueldo de Chile". Sus recursos cupríferos han financiado el Chile moderno. Para la ciudad minera de Calama, sin embargo, el cobre representa una historia muy diferente oculta a los ojos del mundo. En la actualidad, la región se enfrenta a una grave crisis hídrica y medioambiental, debida tanto al cambio climático como al impacto ambiental de las operaciones mineras de larga data.
Las empresas mineras han sido acusadas de verter vertidos al río Loa; las aguas contaminadas han destruido ecosistemas afectando la agricultura de subsistencia y el oasis de Quillagua. Los habitantes de uno de los pueblos más secos del mundo fueron desplazados a Calama, asentándose en las afueras de la ciudad, donde engrosan las filas de los pobres y desempleados (los indicadores de pobreza y desempleo están por encima de la media nacional en Calama).
Las comunidades que viven en la cuenca del salar de Atacama conocen bien estas experiencias, y temen un destino similar para la minería del litio -un territorio inhabitable y posibles desplazamientos-, así como la posibilidad de que el ansiado y prometido auge económico profundice aún más las desigualdades.
El litio, ¿una esperanza para el pueblo lickanantay?
Las imágenes del pasado -las experiencias con el salitre y el cobre- advierten al pueblo Lickanantay de las amenazas que se ciernen sobre la comunidad y su ecosistema. Se preguntan cómo pueden ser responsables de la crisis climática que poco han contribuido a provocar, mientras sus medios de vida dependen de la agricultura tradicional.
Sin embargo, también tienen una visión. Ante la inevitabilidad de que su territorio sea explotado, depositan su esperanza en los fondos destinados a la vigilancia y el cumplimiento de la normativa medioambiental, y en las oportunidades económicas para el desarrollo autónomo, infraestructura y educación, para que las hijas y los hijos puedan volver a los pueblos situados a lo largo del salar de Atacama: Peine, Toconao, Cámar.
Pero el pueblo Lickanantay también temen que su litio alimente un modelo de desarrollo desigual, en el que los beneficios de las exportaciones sólo fluyan hacia la capital, Santiago, mientras que los impactos nocivos nunca salgan del territorio. Desarrollo para Chile y el mundo; pobreza e incertidumbre para los habitantes de este territorio.
Las experiencias del salitre y el cobre proporcionan lecciones importantes para evitar que se repita la historia con la extracción de litio . Es necesario establecer instituciones y mecanismos de gobernanza que garanticen que la minería es sostenible y que el pueblo Lickanantay se beneficiará de la extracción de litio. Esta comunidad puede enseñar mucho al gobierno nacional y a las empresas sobre cómo conseguirlo, ayudándonos a aprender de los errores del pasado que siguen tan presentes en la memoria de la comunidad.
Este insight forma parte de una serie sobre minerales críticos, desarrollada a través de una colaboración entre el IIED y la Universidad de Valparaíso (proyecto Fondecyt 11220095).